miércoles, 15 de abril de 2015

CAPACITACIÓN QUE ROMPE PARADIGMAS



Por: Rodrigo Ferro Ruiz - AZUL innovación & Crecimiento Empresarial


Una de las discusiones interesantes en las áreas de Recursos Humanos, de manera constante, es sobre cuánto cuesta la capacitación de los empleados. Algunos consideran que la capacitación debería ser un hábito sano mientras que otros la consideran algo más que un gasto.

Steve Jobs solía decir que no tenía sentido contratar a gente capaz (de allí viene la capacitación, volver a alguien capaz) si enseguida les tenía que decir qué hacer.


La capacitación entonces está en el centro de la estrategia de Recursos Humanos, puesto que busca no sólo volver más capaces a las personas que acceden a ella, sino que, además, se convierte en un mecanismo idóneo para iniciar el proceso de alineación estratégica. Tal vez ese es el proceso más difícil en cualquier empresa.

La capacitación por naturaleza, imparte conocimiento. Por ello se considera hoy como parte del proceso de gestión del conocimiento de las organizaciones. Sin embargo, en muchos casos la capacitación se queda corta, principalmente por la naturaleza unidireccional que tiene. Dicho en plata blanca: muchos empleados, cuyas capacitaciones son costeadas por sus empresas, están de cuerpo presente pero su mente no está allí al mismo tiempo.

Por esta razón nos gusta más hablar de entrenamiento. Primero, porque en una capacitación la persona recibe conocimientos de manera pasiva (habitualmente) mientras que una persona entrenada los recibe de manera activa y participativa, es decir que al final no solamente tiene el conocimiento impartido sino que además es capaz de ponerlo en práctica, básicamente porque ya lo hizo.

Piense en una tarea sencilla. Vamos a capacitarle en montar bicicleta. Paso número uno: tome el manubrio de la bicicleta. Paso número dos: pase una pierna al otro lado de la bicicleta. Paso número tres: ponga su trasero en la silla y una de sus piernas sobre un pedal. Paso número cuatro: impulse el pedal con su pie, incline su cuerpo hacia adelante y ponga el otro pie en el pedal del lado opuesto. Repita el movimiento una y otra vez conservando el equilibrio.

Esto, que es un ejercicio aparentemente sencillo, es lo que hace la capacitación a sus empleados. Intenta explicarles, de manera lógica y coherente, cómo funcionan los mercados, los sistemas, los retos, las cosas en su empresa. La pregunta es: ¿usted aprendió a montar bicicleta capacitándose o montándose? Tal vez lo segundo, lo que quiere decir que se entrenó para ello, ¿correcto? Si es así, usted debió caerse una y otra vez hasta que pudo mantener el equilibrio y aun así, con seguridad una vez lo mantuvo lo perdió y cayó nuevamente. Entrenamiento. Una y otra vez. Ahora lo hace sin pensar…

No tenemos nada en contra de la capacitación como primer paso hacia la gestión del conocimiento. Pero si las empresas desean romper paradigmas, deben trascender ese paso y entender que el entrenamiento va más allá.

El entrenamiento que rompe paradigmas es aquel que considera:
1.    Que detrás de todo intento formativo hay un proceso.
2.    Que no se trata de quién tiene la razón (transmisión de conocimiento puro, otro paradigma) sino cómo se construye el conocimiento, es decir, cómo se “co-crea”.
3.    Que el individuo es parte de un sistema con más individuos.
4.    Que el conocimiento per se no es la clave única, sino qué se hace con él (está al servicio de objetivos).
5.    Que el conocimiento práctico es tan importante como el teórico. Y allí la lúdica juega también un papel fundamental.

La gestión del conocimiento es una tarea permanente en las organizaciones innovadoras y competitivas. Para romper paradigmas se necesita empezar por el paradigma mismo de la capacitación, que pareciera ser que es aquella impartida al menor costo posible.


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