jueves, 9 de julio de 2015

200 fincas ubicadas en Bogotá conforman el grupo piloto. Se cumplen primeros tres meses de su graduación

CAMPESINOS BOGOTANOS REVELAN RESULTADOS DE PROCESO DE
RECONVERSIÓN HACIA SISTEMAS SOSTENIBLES 

 


Pedro Moya tiene 57 años y es uno de los miles de  campesinos que dan vida a la ruralidad bogotana, es decir, aquellos colombianos dedicados al agro, pero ubicados en la Capital. Durante 40 años se ha dedicado a la producción de leche. En todo ese tiempo, siempre pensó que usar agroquímicos, destinar el 10% de sus ganancias en los mismos, emplear agua sin control, y generar volúmenes importantes de desperdicio cada mes, era no sólo lo correcto, sino la única forma de sacar adelante su producción de la que viven los 4 miembros de su familia.

Desde hace 3 meses su manera de ver la producción ha cambiado radicalmente. Para comenzar, reemplazó los agroquímicos por abonos orgánicos, que además le dan la posibilidad de fertilizar al suelo usando los desperdicios producidos por la finca. Cuida el  agua y suelo porque ahora sabe que son recursos no renovables de inmensa riqueza.


Moya realizó estos profundo cambios que han reducido en 50 % sus gastos en agroquímicos y en 60 % la huella de contaminación medioambiental, gracias a la formación que recibió desde el 7 de octubre de 2014 hasta el 28 de marzo de 2015, en procesos de reconversión productiva hacia sistemas sostenibles con un enfoque agroecológico. Él y sus 199 compañeros recibieron en abril pasado, el diploma que certifica el inicio del proceso que acaba de cumplir sus tres primeros meses y que ya deja ver los resultados de llevar a la práctica todo lo aprendido.

“Ha sido un proceso maravilloso que comenzó cuando la Universidad de La Salle firmó un convenio con la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico para iniciar el proceso de reconversión productiva hacia sistemas sostenibles en la ruralidad de Bogotá. Esta primera fase incluyó 200 unidades productivas, lo que popularmente llamamos fincas, 100  agrícolas y 100 del sector pecuario (82 de ganadería y 18 de porcicultura)” explica Ruth Rodríguez Andrade, Docente investigadora de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de La Salle.

Las 200 unidades productivas, con las que inició el proceso están ubicadas en las localidades de Ciudad Bolívar, Usme, Sumapaz, Chapinero y Santafé, y la graduación de 14 funcionarios de la secretaria en un diplomado con el mismo nombre.

Respecto a la metodología, “usamos una llamada, Escuelas de campo con agricultores  (ECA) que tienen como gran diferencial el intercambio de saberes con el productor campesino, ya que consideramos vital capitalizar su experiencia, eso significa que no llegamos a cambiar de manera irrespetuosa la forma en la que sabe hacer su oficio sino que construimos juntos, entendiendo que cada productor es un agente válido para intercambiar conocimiento. En este caso la prioridad era hacer muy cercano el componente de sostenibilidad a los campesinos, ya que los efectos del cambio climático afectan no solo a la humanidad, sino que también pone en riesgo la preservación de otras especies, el agua y el suelo”, agrega Rodríguez.

Diversos expertos han señalado que este tipo de capacitaciones son necesarias, no sólo a nivel de la ruralidad bogotana, sino a nivel del país porque la producción ganadera convencional en América Latina se caracteriza por la utilización de la misma pradera (pasto), con mínima presencia de árboles, en terrenos que son usados años y años, careciendo de suplementos y por supuesto, generando sobrepastoreo, nombre técnico que recibe el fenómeno de que las plantas estén expuestas al pastoreo intensivo durante largos períodos, o sin períodos suficientes de recuperación, lo que es peor aún, sin ningún tipo de manejo. Todo ese conjunto de características dejan ver que el sector agropecuario carece de sistemas sostenibles y lo más grave es que las consecuencias son las lamentables. Algunas son el cambio de uso del suelo de los bosques, la reducción de la biodiversidad, la degradación y compactación del suelo.

Este tipo de capacitaciones están basadas en la agroecología que es una disciplina basada en principios ecológicos básicos sobre cómo estudiar, diseñar y manejar agro-ecosistemas de manera sostenible. Entendiendo que los sistemas agroecológicos son productivos, conservan los recursos naturales, son culturalmente sensibles, socialmente y económicamente viables y gozan de una base científica para alcanzar una productividad sostenible.

“Uno de los aspectos más importantes del diseño de sistemas sostenibles es que tienen un enfoque sistémico y holístico de la agroecología, eso significa que valoramos tanto el sistemas natural en sí mismo como toda la estructura  social, eso significa que el abordaje de los campesinos es participativo, que nos interesa el conocimiento local y que entendemos que el conocimiento técnico–científico debe llegar como un recurso más que aporta a la soluciones de tipo sociales, económicas y ambientales de la región”, explica Rodríguez


Para los expertos a cargo del proceso es importante señalar que lograr el proceso completo de reconversión productiva puede durar hasta 10 años, para impactar a todos los actores y sectores involucrados, de manera que este es un primer paso muy importante en la ruralidad de Bogotá. 

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