EDUCACIÓN DIGITAL, ¿AVANCE O
RETROCESO?
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La miopía se sitúa en niveles epidémicos
en muchos países del mundo. Las investigaciones apuntan a una relación entre
miopía y el uso creciente de aparatos digitales.
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Recomendaciones y desarrollos científicos
para frenar la enfermedad.
Con las nuevas tecnologías, el desarrollo de la educación se ha
transformado. Es común ver aulas de clase con tableros electrónicos, entrega de
tareas vía mail, listas de útiles escolares que requiren tablets e incluso
cursos para tomar en línea.
Estas nuevas herramientas han permitido que los estudiantes tengan
fácil acceso a la información y le ha dado a los docentes la posibilidad de
diseñar clases didácticas, novedosas y alternativas. Sin embargo, también ha
prendido alarmas, pues paralelo al conocimiento y aprendizaje que proporciona a
los escolares, también les genera problemas de salud visual.
Dichos dispositivos son fuentes de luz azul, en parte nociva, que se
ha asociado con la muerte de las células retinianas y probablemente con la
degeneración macular, enfermedad que destruye paulatinamente la visión central
y de detalles.
“Antes, lo niños estaban
expuestos únicamente a la luz azul producida por la pantalla del televisor,
pero ahora están enfrentados a un mundo multipantalla. Los ojos tienen una
exigencia, para la cual no están preparados, de más horas frente a los
dispositivos y de enfocar diversos tipos de pantalla en un mismo momento, pues los
usuarios alternan entre el tablero, el celular, la tablet”, según resaltan investigaciones realizadas Vision
Impact Insitute de Essilor.
Esta sobre estimulación de los ojos ha reportado pacientes con
problemas oculares como: sensación de resequedad, dolor e irritación. Incluso,
investigaciones adelantadas por European
Eye Epidemiology apuntan a una relación entre miopía y el uso creciente
de aparatos digitales, calificándola como posible epidemia que a largo plazo
podría tener un impacto negativo en la vida de los miopes, especialmente a
medida que vayan envejeciendo, lo que a su vez aumentaría el costo económico
que las deficiencias visuales crean en nuestras sociedades.
Aunque todo el mundo es susceptible de sufrir las consecuencias, aquellos
en edades escolares son la población más afectada por los trastornos que
generan las herramientas digitales, ya que las utilizan desde edad más
temprana, han sido una constante en su vida y el uso que hacen de las misma es
más intensivo.
“Primero, un número
creciente de pacientes con miopía progresiva tienden a ser más jóvenes que
en el pasado. Segundo, el uso excesivo de smartphones ha cambiado
drásticamente el comportamiento de las personas. Los niños, por ejemplo,
suelen pasar mucho tiempo leyendo a distancias muy cortas. Como resultado de
ello, ha aumentado la prevalencia de la miopía entre los niños urbanos y
rurales. Tercero, el impacto de la miopía magna en la vista de una persona es
impredecible e incontrolable”, explica una investigación
de la Wenzhou Medical University de China refiriendose al riesgo que corren los
niños en edad escolar.
El “antídoto” de la
visión digital
Ante los
nuevos usos de las herramientas digitales, se ha desarrollado la tecnología de
lentes Eyezen, específicos para relajar la visión y proteger los ojos y que pueden
ser utilizados tanto en pacientes que usan lentes correctivos, como para
prevenir daños en aquellos que gozan de una visión perfecta.
No
obstante, para concientizar plenamente a
los diferentes públicos de los beneficios reales de este tipo de gafas y de
otros cuidados con la salud visual, se deben hacer esfuerzos de carácter pedagógico.
“Los emétropes (personas que
no tiene defecto visual) son los grandes olvidados de nuestra profesión. Sin
embargo, ante las pantallas, están expuestos a los mismos riesgos que los que
usan gafas. Por eso es imprescindible sensibilizarlos sobre la existencia de
soluciones sencillas y prácticas para luchar contra la fatiga ocular y demás
trastornos relacionados con la tecnología digital como lo es: visión borrosa,
dolor de cabeza y cuello, stress, la prevención de la miopia, etc”, comenta Nubia Bejarano, optómetra de
Essilor Colombia.
Además de
las gafas, los padres y maestros pueden tomar medidas fáciles para evitar
afectar la salud de los niños. El proyecto de
investigación ROAM (Role of Outdoor Activity in Myopia, muestra que el tiempo que
se pasa en el exterior, con luz natural, influye positivamente en evitar o
reducir la presencia de miopía entre los niños.
Las escuelas chinas están probando varios métodos para mejorar la
epidemia de miopía del país. Algunas escuelas están experimentando con aulas
transparentes —las paredes y techos están construidos de material transparente
que deja pasar la máxima cantidad de luz— para determinar si esto ayuda a mejorar
la visión de los estudiantes.
Otras escuelas están obligando a los niños a pasar más tiempo al
aire libre y lejos de las pantallas digitales durante el día. Los estudiantes
salen fuera durante la comida y el recreo, y se mantienen las puertas cerradas
para que no entren.
“Además de un buen recreo
al aire libre como en los viejos tiempos, debe hacerse hincapié en la
importancia de realizar un examen ocular cada año por parte de un profesional
de la visión. Con el uso creciente de
los aparatos digitales y el incremento de los índices de miopía, un examen
anual es la mejor manera para los padres de poder diagnosticar los problemas de
visión de sus hijos y corregirlos”, recomienda
Nubia Bejarano, optómetra de Essilor Colombia.
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