jueves, 5 de junio de 2014

5 de Junio: Día Mundial Del Medio Ambiente

EL COBRE 100% RECICLABLE, UN METAL AMIGABLE CON EL MEDIO AMBIENTE


El rol que el cobre ha jugado en nuestra historia, el que tiene en nuestro presente  y el que jugará en el futuro nos lleva a mirar el avance tecnológico con sumo interés. Así, los progresos científicos, la búsqueda de una mejor calidad de vida, la creciente relevancia de temas ligados a la preservación del medio ambiente, plantean nuevos desafíos para la industria del cobre.

El cobre está presente donde quiera que miremos, constituye una parte fundamental de todo lo que nos rodea. Sus propiedades hacen que sea el material ideal para trabajar en el desarrollo de tres áreas fundamentales para la vida humana: energía sustentable; tecnología; salud y medio ambiente.


Es así donde una de las más importantes cualidades del cobre se hace fundamental para dar rienda suelta a sus múltiples usos y aplicaciones. El cobre es 100% reciclable, lo que implica que:

·         Tiene la capacidad de ser reciclado y reutilizado una y otra vez sin perder sus propiedades.
·         Se necesita menos energía (85 por ciento) para el reciclaje que para la producción primaria –la extracción del cobre-.
·         40 millones de toneladas de CO2 y 100 millones de MWh de energía eléctrica se ahorran anualmente
·         Es una forma ecológicamente eficiente de volver a introducir un material valioso a la economía.

El cobre puede ser reciclado una y otra vez, sin ninguna pérdida de rendimiento. El reciclaje del cobre conserva recursos valiosos, ahorra energía y reduce las emisiones de CO2. A medida que temas mundiales, como la energía, el cambio climático y la salud se vuelven más urgentes, el cobre juega un papel importante en casi todas las industrias. El reciclaje del cobre es una excelente forma ecológicamente eficiente de volver a introducir un material valioso a la economía. El reciclaje del cobre necesita hasta 85 por ciento menos de energía que la producción primaria.

La eficacia del sistema de reciclado depende de factores tecnológicos como el diseño de los productos, económicos como el precio del cobre y sociales como concientizar a la población acerca del desarrollo sostenible.

Otro factor clave es la legislación. Actualmente existen más de 140 leyes, regulaciones, directivas y guías internacionales que tratan de favorecer la gestión responsable del final del ciclo de vida de los productos que contienen cobre, como por ejemplo, electrodomésticos, teléfonos y vehículos.

En la Unión Europea, la directiva 2002/96/CE sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE, o WEEE del inglés Waste Electrical and Electronic Equipment) propicia una política de minimización de desperdicios, que incluye una obligatoria y drástica reducción de los desechos industriales y domiciliarios, e incentivos para los productores que producen menos residuos.

Un ejemplo de reciclaje masivo de cobre lo constituyó la sustitución de las monedas nacionales de doce países europeos por el euro en 2002, el cambio monetario más grande de la historia. Se eliminaron de la circulación unas 260.000 toneladas de monedas, conteniendo aproximadamente 147.496 toneladas de cobre, que fueron fundidas y recicladas para su uso en una amplia gama de productos, desde nuevas monedas hasta diferentes productos industriales.
El Cobre también contribuye para frenar el cambio climático y reduce las emisiones de CO2:

Está estimado que cada tonelada de cobre utilizada en mejorar la eficiencia energética, evita la emisión de 200 toneladas de CO2 a la atmósfera, de acuerdo a datos proporcionados por el Centro Español de Información del Cobre. Actividades cotidianas como darse una ducha de 15 minutos, cocinar con balón de gas durante 20 minutos o conducir un auto 4 kilómetros, producen 1kg de emisiones de CO2 a la atmósfera.

Vivimos en una sociedad que cada vez demanda más energía. Según la Agencia Internacional de la Energía, se estima que los consumos de energía en el 2030 serán superiores en más de un 50% a los actuales. En este contexto, la contribución del cobre es una parte esencial de los esfuerzos  que se realizan en todo el mundo para reducir las emisiones de CO2 y mejorar la eficiencia energética.

Gracias a la excelente conductividad eléctrica y térmica de este metal (únicamente superada por los metales preciosos), es posible maximizar la eficiencia y el ahorro en la generación, transmisión, distribución y uso de la energía.

El Instituto Europeo del Cobre ha comprobado que al optimizar la cantidad de cobre en aplicaciones eléctricas, especialmente en aquellas que más energía consumen, se pueden reducir las pérdidas de energía significativamente, hasta en un 70%, mediante el aumento de la cantidad de cobre.  Se mejora de manera importante el rendimiento en motores eléctricos y transformadores, como los que se pueden encontrar en los aparatos electrodomésticos y en las plantas industriales. Esto mismo ocurre en las tecnologías que usan energías renovables, como los calentadores solares. Esto sucede porque los equipos fabricados con cableado de cobre disipan menos energía aumentando con ello significativamente su eficiencia energética.


Hacer uso racional de la energía no significa prescindir del confort del que disfrutamos en la actualidad, sino usar y producir nuestra energía mucho más eficientemente y aumentar el uso de energías renovables, para tratar de frenar el cambio climático.

En este sentido, el cobre viene a desempeñar un rol preponderante en el cuidado del medio ambiente potenciando, permitiendo y promoviendo el uso eficiente de la energía. En este escenario, la International Copper Association (ICA LATAM), encargó un completo análisis sobre la importante contribución del cobre para combatir el cambio climático, titulado “Contribución del cobre para combatir el cambio climático”, a cargo del equipo de la International Energy Initiative (IEI).

El estudio se realizó con el fin de estimar el aporte que genera el mayor uso de cobre en la reducción de las emisiones de CO2. Dentro de las conclusiones, está, por ejemplo, que la inserción de tecnologías para uso final y eficiente de la energía, es responsable de la mitigación anual de aproximadamente 1 millón de toneladas de CO2.  Asimismo, la investigación determinó que el impacto de la generación renovable es todavía mayor: anualmente se evita la emisión de cerca de 9,7 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.

En los distintos casos que abordó el estudio, se detectó que por cada kilogramo adicional de cobre en un equipo determinado, es posible obtener reducciones de emisiones de CO2, calculadas en toneladas anuales, a través del logro de una mayor eficiencia energética. Así, por ejemplo, por cada 0.65 kg. adicionales de cobre que se agregan a un motor eléctrico, podemos aumentar su eficiencia energética en 4%, lo que significa un ahorro de 17 mil kWh y la reducción de 5.700 kg. de CO2 al año, en promedio.

Para Milena Guirao, Gerente de Comunicaciones de la International Copper Asosciation Latinoamérica, “este estudio contribuye no sólo a revelar y ejemplificar el importante rol del cobre en la contribución para combatir el cambio climático, sino que viene a reforzar el mensaje de la diversificación del cobre que como ICA, tanto hemos difundido en todos estos años. El cobre es mucho más que el metal estrella de la minería o un excelente conductor. Eso es lo que este estudio y muchas otras investigaciones que vendrán, esperan instalar en el inconsciente colectivo”.

Sabías qué…

·         Fuentes de energía alternativa, como la energía solar, eólica y geotérmica, son cruciales para satisfacer la demanda de energía necesaria para apoyar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida. Sumando 1 kg de cobre a los sistemas eléctricos o térmicos, ahorra entre 100 y 7,500 kg de emisiones de CO2 y 500 a 50,000 kWh de consumo de energía primaria durante el ciclo de vida de un sistema. Esto puede ahorrar entre $78 a $7,800 dólares en el costo de la energía durante la vida útil del producto y reducir al mínimo las emisiones de CO2.
·         Un motor eficiente IE2 de 11 Kw, utiliza 9.9 kg de cobre con un costo de alrededor de 300 dólares sobre el valor inicial de un motor tradicional, que contiene 7 kg de cobre.
·         Un motor eficiente IE2 ahorra 14,5 MWh durante su vida útil y 7,3 toneladas de emisiones de CO2.
·         1 millón de dólares puede financiar 3.333 motores IE2 ahorrando 48,4 GWh durante toda su vida y 24.200 toneladas de emisiones de CO2, que se traduce en 2.539 kg de reducción de emisiones de CO2 por kg de Cu.
·         Un transformador eficiente de 2,000 kVA usa 813 kg de cobre a un costo de $29,000 dólares comparado con un transformador convencional que cuesta $17,000 dólares y contiene 531 kg de cobre.
·         Un transformador eficiente ahorra 683 MWh durante su vida útil y 341 toneladas de emisiones de CO2.

·         Un millón de transformadores ahorran 57 GWh durante su vida útil y alrededor de 29,000 toneladas de emisiones de carbono, lo que se traduce en 1,300 kg de CO2 ahorradas por kilo de cobre durante la vida útil del transformador.

·         Sumando 1 kg de cobre a otros sistemas térmicos o eléctricos, se ahorra entre 100 y 7,500 kg de emisiones de CO2 y 500 a 50,000 kWh de energía primaria.

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