AVANCES DE LA MUJER CAMPESINA EN COLOMBIA, CON EL APOYO DE OXFAM.
De las problemáticas a las
soluciones.
Por: Edgar Ricardo Ardila*
En buena hora con su convocatoria,
OXFAM da su aporte a la estructuración o consolidación del asunto no menor en
la de vida nuestro país, en la vida de la mujeres campesina, más ahora en tiempo de campañas políticas
cuando las promesas de una Colombia mejor están en la mesa, cuando se requiere
un plan de gobierno completo, por lo que aquí la misma sociedad civil expuso
sus inconfesables o inimaginables dolencias.
Quien escucha conoce, y con ello se
pueden hacer la políticas públicas para cubrir casi tres millones de mujeres
campesinas, que han tenido estudios descriptivos, diagnósticos y proyectos de ayuda que aun están
desarticulados por lo que no tienen el alcance, la sostenibilidad ni la
transversalidad que puede adoptar una acción nacional para esta población en
desventaja y necesidad.
Cada estudio y cada proyecto es
válido pero no hay un programa bien estructurado y diseñado completo que pedure.
Han sido más los estudios descriptivos, ha habido proyectos piloto, en
adelante bienvenidas las propuestas efectivas y especialmente de las
iniciativas que se generen en estos espacios.
La situación presentada en Colombia es
muy profunda: las mujeres siempre hacen lo que sea por su familia,
sostienen un modo de vida y hacen de salva guarda de la tradición, misma que
les imparten a sus hijos, pero las campesinas están clamando organizadamente
por una atención al menos, a sus necesidades más sentidas y están en desventaja
mayor.
Estado hace clasificaciones
excluyentes no incluyentes: estratifican a quienes tienen televisión y estufa o
suelo afinado al “nivel tres”, que no está en cobertura de los proyectos de
ayuda, así no se desarrolla programa
amplio, el hecho de ser campesina es el principal sin ninguna exclusión. No se
compadecen con un país en el que todos los residentes del campo merecen una
vida real digna.
Tampoco se trata meramente de una
compensación por el sufrimiento, de la violencia familiar o estructural a que
se ven sometidas en medio de sus esfuerzos por sacar la familia adelante, aquellas
mujeres, madres soltera, viudas o esposas que ganan menos que los esposos y
trabajan más, porque ellas además son amas de casas.
Superan las barreras asociativas y
burocráticas para obtener ayudas a través de organizaciones que les
facilitan acercarse a los organismos de gobierno y las de cooperación atienden reglamentaciones legales,
contragarantías, pero la más difícil para ellas es la falta de
interés autentico de los gobernantes que abundan en promesas y escasean en
recursos, y menos en sostenibilidad de los proyectos.
Esas organizaciones de mujeres, no
piden sólo ingresos temporales sino una capacitación en diferentes áreas que
permitan desarrollo de autonomías laborales sociales y emocionales en la mujer,
que le garanticen o al menos faciliten la superación mas allá de su auto
sostenimiento y de forma genial diría, es también el auto sostenimiento de los
proyectos. Quizá en términos prácticos, parte de la solución es
capacitación en productividad, acceso a la propiedad privada para la familia, protección
legal y reconocimiento social.
Nos desafiamos a nosotros mismos para
identificar las formas más eficaces para avanzar en nuestra misión de apoyar a
aquellas madres, esposas, mujeres e hijas campesinas para su mejor
crecimiento y desarrollo digno en su ambiente rural, para vivan a gusto en su
medio y se alegren allá y nos alegren desde allá, sabemos que gracias a ellas, a la
contribución de la mujer campesina, podemos estar tranquilos de la seguridad
alimentaria, nuestra nutrición y las tradiciones culturales. Apoyemos los
programas que promueven específicamente la plena participación de las mujeres
campesinas en la expansión sostenible de sus comunidades organizadas.
En Colombia, no hay datos claros
sobre el aporte de la Mujer Campesina y la importancia del desarrollo, pero nos
alegraría ayudar a la mejoría de los programas productivos que a la vez,
reducen la pobreza debido a que las
mujeres agricultoras a pequeña escala representan la mayoría de la población
rural pobre en los países en desarrollo. Para tener mejor impacto las políticas
de inversión agrícola y de desarrollo, se debe apoyar a estas mujeres. Las
inversiones en agricultura, sin embargo, no reflejan estos hechos. Las mujeres
en la silvicultura, la pesca, la agricultura la tecnificación y demás programas
no han recibido una ayuda visible. La inversión significativa es la
oportunidad esperada por aquellas valientes mujeres que nos quieren a todos y
sólo necesitan una mejor oportunidad.
*Edgar Ricardo Ardila: Profesor y consultor de las Universidades Javeriana y Rosario. Consultor Internacionalista. Actualmente es Director General de Mix News Colombia y Gerente General de Rima Asesorías.
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