lunes, 7 de abril de 2014

AVANCES DE LA MUJER CAMPESINA EN COLOMBIA, CON EL APOYO DE OXFAM. De las problemáticas a las soluciones.

AVANCES DE LA MUJER CAMPESINA EN COLOMBIA, CON EL APOYO DE OXFAM. 
De las problemáticas a las soluciones.


Por: Edgar Ricardo Ardila*

En buena hora con su convocatoria, OXFAM da su aporte a la estructuración o consolidación del asunto no menor en la de vida nuestro país, en la vida de la mujeres campesina,  más ahora en tiempo de campañas políticas cuando las promesas de una Colombia mejor están en la mesa, cuando se requiere un plan de gobierno completo, por lo que aquí la misma sociedad civil expuso sus inconfesables o inimaginables dolencias.

Quien escucha conoce, y con ello se pueden hacer la políticas públicas para cubrir casi tres millones de mujeres campesinas,  que han tenido estudios descriptivos, diagnósticos y  proyectos de ayuda que aun están desarticulados por lo que no tienen el alcance, la sostenibilidad ni la transversalidad que puede adoptar una acción nacional para esta población en desventaja y necesidad.


Cada estudio y cada proyecto es válido pero no hay un programa bien estructurado y diseñado completo que pedure. Han sido más los estudios descriptivos, ha habido proyectos piloto,  en adelante bienvenidas las propuestas efectivas y especialmente de las iniciativas que se generen en estos espacios.

La situación presentada en Colombia es muy profunda: las mujeres siempre hacen lo que sea por su  familia, sostienen un modo de vida y hacen de salva guarda de la tradición, misma que les imparten a sus hijos, pero las campesinas están clamando organizadamente por una atención al menos, a sus necesidades más sentidas y están en desventaja mayor.

Estado hace clasificaciones excluyentes no incluyentes: estratifican a quienes tienen televisión y estufa o suelo afinado al “nivel tres”, que no está en cobertura de los proyectos de ayuda, así no se desarrolla  programa amplio, el hecho de ser campesina es el principal sin ninguna exclusión. No se compadecen con un país en el que todos los residentes del campo merecen una vida real digna.

Tampoco se trata meramente de una compensación por el sufrimiento, de la violencia familiar o estructural a que se ven sometidas en medio de sus esfuerzos por sacar la familia adelante, aquellas mujeres, madres soltera, viudas o esposas que ganan menos que los esposos y trabajan más, porque ellas además son amas de casas.

Superan las barreras asociativas y burocráticas para obtener ayudas a través de organizaciones  que les facilitan acercarse a los organismos de gobierno y las de  cooperación atienden reglamentaciones legales,  contragarantías, pero la más difícil para ellas es  la falta de interés autentico de los gobernantes que abundan en promesas y escasean en recursos, y menos en sostenibilidad de los proyectos.

Esas organizaciones de mujeres, no piden sólo ingresos temporales sino una capacitación en diferentes áreas que permitan desarrollo de autonomías laborales sociales y emocionales en la mujer, que le garanticen o al menos faciliten la superación mas allá de su auto sostenimiento y de forma genial diría, es también el auto sostenimiento de los proyectos.  Quizá en términos prácticos, parte de la solución es capacitación en productividad, acceso a la propiedad privada para la familia, protección legal y reconocimiento social.

Nos desafiamos a nosotros mismos para identificar las formas más eficaces para avanzar en nuestra misión de apoyar a aquellas madres, esposas, mujeres e hijas campesinas  para su mejor crecimiento y desarrollo digno en su ambiente rural, para vivan a gusto en su medio y se alegren allá y nos alegren desde allá,  sabemos que gracias a ellas, a la contribución de la mujer campesina, podemos estar tranquilos de la seguridad alimentaria, nuestra nutrición y las tradiciones culturales. Apoyemos los programas que promueven específicamente la plena participación de las mujeres campesinas en la expansión  sostenible de sus comunidades organizadas.

En Colombia, no hay datos claros sobre el aporte de la Mujer Campesina y la importancia del desarrollo, pero nos alegraría ayudar a la mejoría de los programas productivos que a la vez, reducen la pobreza  debido a que las mujeres agricultoras a pequeña escala representan la mayoría de la población rural pobre en los países en desarrollo. Para tener mejor impacto las políticas de inversión agrícola y de desarrollo, se debe apoyar a estas mujeres. Las inversiones en agricultura, sin embargo, no reflejan estos hechos. Las mujeres en la silvicultura, la pesca, la agricultura la tecnificación y demás programas no han recibido una ayuda visible.  La inversión significativa es la oportunidad esperada por aquellas valientes mujeres que nos quieren a todos y sólo necesitan una mejor oportunidad.

*Edgar Ricardo Ardila: Profesor y consultor de las Universidades Javeriana y Rosario. Consultor Internacionalista. Actualmente es Director General de Mix News Colombia y Gerente General de Rima Asesorías. 


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