EL CENTRO DE DATOS CUMPLE 50 AÑOS
![]() |
Luis Núñez |
En 2015 se cumplen 50 años de la publicación de
la innovadora propuesta del centro de datos nacional que se hizo en 1965 en los
Estados Unidos.
Esta describía un plan ambicioso en el que el Gobierno de los Estados
Unidos debía crear y almacenar archivos detallados de los ciudadanos para
registrar todo, desde huellas digitales y registros
impositivos hasta estudios y antecedentes penales, en un único centro de datos federal. Cabe destacar
que el documento sugería que los registros se almacenaran en cintas magnéticas
para que pudieran ser fáciles de recuperar si las autoridades querían realizar
consultas o “investigar”. En ese momento, fue una idea ambiciosa y sorprendente
para crear lo que ahora conocemos como una base de datos electrónica.
Si analizamos el texto en la actualidad, hay muchas partes que reconocemos
de inmediato, incluso a pesar de que las tecnologías subyacentes hayan cambiado
por completo. La premisa básica del almacenamiento electrónico es la misma,
pero gracias al surgimiento de tecnologías digitales, como flash, tanto los
gobiernos como las empresas pueden ahora almacenar muchísimos más datos por un
costo mucho menor que en 1965. En el presente, se toman y analizan más datos
que nunca por medio de la analítica de big data. De esa forma, a menudo se
obtiene información en tiempo real que beneficia al mundo que nos rodea.
Es interesante reparar en cómo cambió la ética de la recopilación de datos
durante la última mitad de siglo. La propuesta del centro de datos nacional se
abandonó finalmente en 1968 debido a preocupaciones relacionadas con la
privacidad. Se determinó que era una invasión de la privacidad que el Gobierno
de los Estados Unidos tuviera esa cantidad de datos personales sobre sus
ciudadanos.
En la actualidad, sin embargo, estamos más dispuestos que nunca a compartir
datos y adoptar distintas plataformas que lo faciliten. Lo hacemos, gustosos y
sin que nos lo soliciten, todos los días: publicamos detalles personales en
plataformas de redes sociales, damos detalles bancarios a vendedores en línea,
compartimos datos de entrenamiento con amigos, aseguradoras y empresas de
bienes de consumo, entre otros.
Y lo hacemos porque vemos una ventaja, ya sea comunicarnos con mayor
libertad, facilitar las compras o disminuir la prima del seguro. Permitir que
otros almacenen nuestros datos puede hacer una gran diferencia en nuestras
vidas y, por lo tanto, cuando lo entendemos así, lo apoyamos. De hecho, un
estudio reciente de VansonBourne describe cómo los consumidores conectados de
la actualidad, la “generación de la información”, priorizan el acceso más
rápido a servicios y las experiencias más personalizadas de las empresas con
las que interactúan.
Hubo muchos cambios en los 50 años que pasaron desde que se presentó por
primera vez la noción moderna de un centro de datos, pero también mucho se
mantuvo igual. La propuesta original inspiró muchas discusiones relacionadas
con “gran hermano” y aceleró la concientización colectiva sobre temas como la
privacidad y el control. Estas preocupaciones siguen vigentes en 2015; sin
embargo, no hay duda de que los consumidores actuales han descubierto y
adoptado las ventajas y desventajas de la recopilación de datos, y cada vez más
esperan que las organizaciones con
las que interactúan usen datos para comprenderlos mejor y ofrecerles
experiencias del usuario más precisas y eficientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario