ANÁLISIS CRÍTICO: DOS CRISIS ENTRELAZADAS — COLAPSO DEL SISTEMA DE SALUD Y LA EMERGENCIA ECONÓMICA
No son dos asuntos aislados; son caras de la misma crisis: la real y más grave es la incapacidad de convertir recursos públicos en atención efectiva y la crisis ética de la tentación de resolver déficits estructurales con atajos administrativos. El resultado es que la burocracia se come la política pública y los pacientes y sus familias, pagan la cuenta con sus vidas
En verdad, la declaración de emergencia NO es emergencia por que el sistema de salud esta desfinanciado desde hace tiempo y reseco a propósito estos recientes.
Tampoco es en los valores indicados ni siquiera en los
gastados este año, porque se escasearon servicios a los usuarios
para multiplicar la burocracia. Es decir, muertos a cambio
de puestos. Aún hay más muertos, unos más lentos que otros. No es Hoy
Colombia la Potencia de la vida. Se perdió la oportunidad.
1. La falla o colapso del sistema de salud: causas y
efectos humanos
La crisis operativa del sistema de salud no es un accidente
técnico: es la suma de decisiones políticas equivocadas y omisiones. Entre las
causas están la mala ejecución presupuestal, pagos tardíos a
proveedores, procesos de compra ineficientes, y estructuras administrativas que
multiplican trámites sin agregar valor clínico. El efecto es directo y
brutal: listas de espera crecientes, cancelación de procedimientos,
falta de equipos y sobrecarga del personal. Los “héroes de la salud”
—médicos, enfermeras, técnicos— sostienen la atención en condiciones precarias;
las familias soportan la angustia de la incertidumbre y el deterioro de la
continuidad asistencial. Las EPS, que son el nodo del sistema, recalentadas
resecas por el calculado shu shu shu y las IPS, quebrando el sistema por
iliquidez
Desde la perspectiva del paciente y del familiar, la
pregunta es simple y urgente: ¿llegan los recursos a la cama, al quirófano, al
medicamento y al profesional que atiende? Si la respuesta es no, entonces las
cifras macro son irrelevantes. La legitimidad de cualquier medida pública se
mide por su capacidad de mejorar la atención en el día a día. El
burócrata mide el poder del estado por la concentración del poder
político, un fortín político que podría llamarse adres. Pero
no se puede así y menos para destruir, la función debe ser
precisamente proteger y construir sobre una roca sólida, que se sabe está
en el know how de esos actores en el ecosistema de la salud que giran
alrededor de uno solo , de un nodo que son EPS pública y privadas ya
experimentados y perfeccionables. Ojalá hubiera más EPS y más IPS y que el
paciente, su familia y los profesionales escojan, es que ellos son los que
saben de las dolencias.
2. La emergencia económica: herramienta o atajo peligroso
La emergencia económica se plantea como un mecanismo para
obtener liquidez rápida y cubrir un faltante presupuestal significativo. En
teoría, puede evitar rupturas operativas inmediatas. Es una verdad para incitar
una mentira, en la práctica no hay nada de avance, nada sin reglas claras,
transparencia y planes de transición, es un saco roto: recauda hoy
para tapar agujeros recurrentes mañana. Además, el uso extensivo de
decretos para asuntos que requieren deliberación técnica le corresponde
al congreso y abre la puerta a decisiones que no han sido sometidas al
escrutinio público ni al debate legislativo. Por eso ahora, tiene el país la
sabiduría de la Corte que es el freno al descalabro, esos atajos que confunden
verdades con mentiras también se tratan a desbordar sobre funciones y
procesos ya establecidos.
La emergencia puede ser útil cuando se limita a resolver un
problema puntual y viene acompañada de condiciones: trazabilidad de recursos,
metas temporales, auditorías independientes y un plan para convertir las
medidas temporales en reformas estructurales aprobadas por el Congreso. Sin
esas condiciones, la emergencia alimenta la improvisación y la burocracia.
3. Conexiones: cómo se multiplican ambas crisis La
investigación y desarrollo y la competitividad se opaca y sin libertad no
hay paraíso.
- La
improvisación fiscal alimenta la ineficiencia operativa. Cuando
el Ejecutivo recurre a medidas urgentes sin planificación, los giros y
programas se diseñan para rapidez, no para eficacia. Eso genera procesos
de ejecución acelerados que carecen de controles y terminan en pagos
ineficaces o en compras mal planificadas.
- La
burocracia devora recursos. Capas administrativas, requisitos
redundantes e intermediarios cuyos desconocimientos, aumentan costos
transaccionales y retrasan la llegada de insumos y pagos a hospitales y
clínicas. Hay rotos y fugas por doquier.
- La
pérdida de confianza paraliza las inversiones. La incertidumbre
regulatoria y fiscal desalienta la inversión privada en salud y provoca,
que proveedores reduzcan capacidad o exijan mayores precios, lo que a su
vez presiona las finanzas públicas.
- El
impacto humano retroalimenta la presión política. Demoras y
fallas en la atención generan protestas, demandas y presión para
soluciones rápidas, que a menudo son más decretos y más improvisación. La
ciudadanía ya se dio cuenta del peligro inminente del
desinterés en los momentos de verdad, en la relación
médico paciente y en las relaciones del ecosistema que él dominó o
afán de dominio al estilo shu shu shu va desgastando
4. Crítica central: ¿echar todo al saco de la burocracia
o revitalizar el sistema?
Calificar la situación como “burocracia” es correcto pero
insuficiente. No se trata solo de capas administrativas: se trata de un
diseño institucional que prioriza procesos sobre resultados. Echar la culpa
a la burocracia sin proponer cambios en gobernanza, incentivos y capacidades es
resignarse.
La alternativa es una revitalización integral del
sistema público y privado de salud que combine:
- Gestión
orientada a resultados: metas operativas claras (pagos puntuales,
entrega de equipos, reducción de listas de espera) con plazos y
responsables.
- Trazabilidad
y transparencia: cada transferencia y compra debe ser pública,
con indicadores verificables y auditorías ciudadanas.
- Reingeniería
administrativa: eliminar intermediaciones que no aportan valor
clínico; simplificar compras y pagos; ventanillas únicas para trámites
críticos.
- Protección
del capital humano: condiciones laborales, pagos puntuales y
formación para retener talento.
- Deliberación
técnica y participación ciudadana: el Congreso y los foros
técnicos deben ser el escenario para convertir medidas temporales en
reformas estructurales, con la voz de pacientes y profesionales presentes.
5. Propuesta de prioridades operativas
- Verificación
inmediata de recursos: mapa público de origen, destino y
calendario de ejecución.
- Giros
priorizados a prestación: asegurar pagos a EPS/IPS para evitar
quiebras de flujo y garantizar continuidad.
- Metas
30/90/180 días: pago de facturas atrasadas; entrega de equipos
críticos; reducción verificable de listas de espera.
- Panel
evaluador ciudadano: académicos en salud pública, representante
de pacientes y auditor independiente con mandato público y reportes
trimestrales.
- Cláusulas
de transición: cualquier medida temporal debe incluir reglas para
su conversión a norma aprobada por el Congreso o su reversión automática.
Conclusión
No hay contradicción entre cerrar un hueco fiscal y revitalizar el sistema de salud; la contradicción surge cuando se intenta hacer ambas cosas sin planificación, sin control y sin ética administrativa. La verdadera prueba de la política pública no es la rapidez con que se recauda, sino la certeza con que los recursos se traducen en atención efectiva. Los pacientes y sus familias, y los profesionales que sostienen la atención, exigen y merecen una respuesta que sea técnica, transparente y humana. Revitalizar el sistema exige disciplina: priorizar la ejecución efectiva sobre la retórica, la trazabilidad sobre la improvisación y la deliberación técnica sobre los atajos administrativos. Solo así, los recursos dejarán de ser un número en un saco y volverán a ser lo que deben ser: medios para salvar vidas.
Para entrevistas o contacto al candidato, por favor escribir a mixnewscolombia@gmail.com

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