"BOGOTÁ FRENTE A LA CRISIS CLIMÁTICA: URGENCIA DE REDUCIR EMISIONES PARA PROTEGER AGUA, AIRE Y SALUD"
Una crisis que se siente
en casa: Incendios, agua y calidad del aire
La
semana pasada, Bogotá enfrentó días de intensa contaminación debido al humo
proveniente de incendios forestales en la región andina. Estos eventos no solo
generaron niveles peligrosos de material particulado, sino que evidenciaron
cómo la deforestación y el cambio climático impactan en cadena: desde la
destrucción de ecosistemas hasta problemas de salud pública en áreas urbanas.
A esto se suma la reciente restricción de agua en
varias zonas de la capital, una situación que subraya la fragilidad de los
embalses que abastecen a la ciudad, especialmente el sistema de Chingaza. Este
ecosistema estratégico, además de garantizar el suministro hídrico de millones
de bogotanos, desempeña un papel clave en la captura de carbono. Sin embargo,
está bajo amenaza debido a la creciente presión de la deforestación, el avance
de la frontera agrícola y los efectos del cambio climático.
La cadena de impactos:
del CO2 a la vida diaria
El
dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero, no es solo un
problema global, sino una amenaza tangible en la vida diaria de Bogotá. La
contaminación vehicular, las emisiones industriales y la pérdida de cobertura
forestal agravan la calidad del aire, con consecuencias directas para la salud
de los bogotanos y para los recursos hídricos que dependen de ecosistemas como
Chingaza.
Greenpeace advierte que estos fenómenos están
interconectados. La falta de acción frente a las emisiones de CO2 y la
deforestación no solo exacerba los efectos del cambio climático, sino que
también aumenta la vulnerabilidad de la ciudad ante crisis de agua y aire.
¿Qué necesita Bogotá?
Greenpeace
Colombia hace un llamado a las autoridades locales y nacionales a tomar medidas
concretas para mitigar los impactos del cambio climático en Bogotá:
● Protección de Chingaza:
Reforzar la conservación de este ecosistema estratégico para garantizar el
suministro de agua y su capacidad de captura de carbono.
● Transporte sostenible:
Acelerar la transición hacia sistemas de transporte público eléctrico, mejorar
la infraestructura para bicicletas y reducir la dependencia de vehículos
particulares.
● Planes de contingencia
climática: Implementar políticas para prevenir y mitigar los incendios
forestales, que afectan tanto la salud de los ecosistemas como la calidad del
aire en la capital.
● Regulación y control:
Endurecer las regulaciones sobre emisiones industriales y fomentar la adopción
de tecnologías más limpias.
● Educación y participación
ciudadana: Promover hábitos sostenibles entre los bogotanos, como el ahorro de
agua y energía, y reducir el consumo de productos de alto impacto ambiental.
“El cambio
climático no es un problema distante; es una realidad que afecta nuestro aire,
nuestro agua y nuestra salud. Bogotá tiene el potencial de ser un ejemplo de
resiliencia climática, pero para ello se necesitan acciones ambiciosas y
sostenidas desde todos los sectores,” afirmó Tatiana Céspedes, Coordinadora de
Campañas para Greenpeace Colombia.
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