miércoles, 30 de octubre de 2024

  EL PERJUICIO DEL CONSUMO DE DULCE PARA LA SALUD BUCAL

·     Las bacterias en la boca fermentan el azúcar, generando ácidos que debilitan el esmalte dental.

·      Los efectos más graves del azúcar en los dientes son: gingivitis, periodontitis y mal aliento.

·      Los niños, el grupo más vulnerable.

·      Visitar al odontólogo y una higiene constante son las claves de la prevención.

Los hábitos de consumo de alimentos ricos en azúcares representan un riesgo significativo para la salud bucal y el bienestar general. Más allá de las caries, el exceso de azúcar puede favorecer infecciones, enfermedades en las encías e incluso agravar problemas respiratorios o cardiovasculares. Por ello, los especialistas advierten sobre la importancia de cuidar la dieta para evitar daños acumulativos que afectan mucho más que los dientes.

¿Cómo afecta el azúcar la salud bucal?

“Cuando consumimos dulces, las bacterias presentes en la boca fermentan el azúcar y generan ácidos que atacan el esmalte dental, debilitándose con el tiempo. Esto da lugar a caries, pero el problema no termina ahí. Si no se trata, la infección puede avanzar hacia las raíces del diente e incluso causar abscesos”, explica la doctora Angélica Melo Suescún, odontóloga y rehabilitadora oral.

Entre los efectos más graves del consumo excesivo de azúcar para la salud oral se encuentran:

Gingivitis y periodontitis: La acumulación de placa bacteriana alrededor de los dientes puede causar inflamación de las encías (gingivitis). Si no se controla, esta afección progresa hacia una periodontitis, que puede provocar pérdida ósea y dental.

Mal aliento crónico: La fermentación del azúcar en la boca genera un ambiente propicio para la proliferación bacteriana, lo que desencadena halitosis difícil de tratar sin intervención odontológica.

Mayor riesgo de infecciones sistémicas: La doctora Diana Marcela Ramírez Castaño, cirujana maxilofacial con formación en la Pontificia Universidad Javeriana.

subraya que "las infecciones bucales no tratadas pueden diseminarse a otras partes del cuerpo, afectando el sistema respiratorio y cardiovascular".

Los niños, el grupo más vulnerable

El consumo de golosinas y bebidas azucaradas es especialmente nocivo en niños, quienes son más susceptibles a desarrollar caries rápidamente. La falta de higiene adecuada y la ingesta frecuente de dulces se convierten en una combinación peligrosa que afecta tanto la salud bucal como el rendimiento escolar, al provocar dolores dentales que dificultan la concentración.

Prevención: un enfoque integral para una sonrisa saludable

La educación y la prevención juegan un papel clave para evitar problemas bucales derivados del azúcar. Algunas recomendaciones esenciales incluyen:

Cepillado regular: Después de consumir alimentos azucarados, es fundamental cepillarse los dientes y utilizar hilo dental para eliminar residuos que puedan favorecer la placa bacteriana.

Visitas periódicas al odontólogo: Las revisiones profesionales permiten detectar caries tempranas y prevenir infecciones mayores.

Control de la dieta: Reducir la ingesta de golosinas y optar por frutas frescas o frutos secos como alternativas saludables.

Tratamientos especializados en casos avanzados

 “En las situaciones de pérdida dental por caries avanzadas, los implantes son una solución duradera que mejora tanto la función como la estética dental”, señala la doctora Melo Suescún Rehabilitadora oral de la Pontificia Universidad Javeriana.

Además, el tratamiento de infecciones graves puede requerir cirugías para drenar abscesos o reparar tejidos dañados, casos en los cuales intervienen los cirujanos maxilofaciales.

“Los dientes pueden romperse por muchos motivos. Además de golpes o morder objetos o alimentos poco apropiados como huesos, también pueden quedar afectados cuando hay una exposición al azúcar. En dichos casos, el ácido resultante debilita el esmalte y provoca caries, pueden producirse grietas, que pueden romper la pieza dental afectada” explica la doctora Diana Ramírez Castaño, especialista en cirugía maxilofacial.

Para evitar cualquiera de estos resultados, la combinación de visita regular al odontólogo e higiene constante resulta básica, siendo claves las limpiezas de por la mañana al levantarse y por la noche antes de irse a dormir.

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