GERMÁN
GAVIRIA ÁLVAREZ, GANADOR DE LA V BIENAL NACIONAL DE NOVELA CORTA
Por La superficie del día,
Germán Gaviria, docente del Dpto. de Creación literaria de la UC, recibió este
reconocimiento otorgado por la Pontificia Universidad Javeriana.

En esta
edición se postularon 52 manuscritos. Los finalistas fueron Una camisa
invisible, de Yeniter Escalona Poleo (segundo lugar); Siempre nos
quedará Bogotá, de César José Mora (Mención de Honor) y Si es que
el sur es un lugar abajo, de Alejandro Martínez Murcia (Mención de Honor).
Con la obra La superficie
del día, Germán Gaviria, docente del Dpto. de Creación Literaria fue el
ganador, que recibirá como premio quince millones de pesos y la publicación del
libro por la Editorial Pontificia Universidad Javeriana en coedición con
Penguin Random House Mondadori.
Los
jurados de esta quinta edición fueron el escritor Giuseppe Caputo,
MFA de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de Iowa. Durante tres
años fue Director Cultural de la Feria Internacional del Libro de Bogotá
(Filbo). Autor de las novelas Un mundo huérfano y Se va un hombre; la
doctora María Piedad Quevedo, profesora del Departamento de
Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana y PhD (c) Harvard University
en Lenguas y Literaturas Románicas, magíster en Historia de la Universidad
Javeriana; y el doctor Jeffrey Cedeño, doctor en Literatura de la
Universidad Católica de Chile, profesor del Departamento de Literatura Pontificia
Universidad Javeriana y magíster en Literatura Pontificia Universidad
Javeriana.
Hablamos
con Gaviria sobre su labor docente en la UC y su perspectiva de las letras
colombianas.
¿Cuál es el papel de los
programas de creación literaria en la formación de nuevos escritores y público
lector?
Formar
escritores y lectores, así como descubrir, apoyar y fomentar el desarrollo de
nuevos talentos. Los programas de creación literaria en nuestro país y en el
resto del continente son nuevos, no tienen más de diez años, y ya hacen parte
del círculo de carreras apetecidas en nuestro medio. Esta es una muestra
de la conciencia y la necesidad de profesionalización de la actividad creadora
por parte de las nuevas generaciones.
Al
ofrecer la carrera de Creación Literaria, la Universidad Central ha contribuido
de manera preponderante al desarrollo cultural de país. A nuestra Facultad de
Ciencias Sociales Humanidades y Arte acuden estudiantes que vienen de muchas
regiones, quienes, a su vez, replican sus saberes y su arte en sus lugares de
origen.
Que haya
más publicaciones, mayor interés cultural (conversatorios, conferencias,
seminarios, presentaciones de libros, revistas de creación en las facultades
como Abrapalabra, etc.) y más movimiento bibliográfico en los
ámbitos local y nacional, es prueba de ello. El público en general lo siente;
de hecho, ha aumentado en casi un punto porcentual —no todo lo que quisiéramos,
claro—, el nivel de lecturabilidad en nuestro país.
Es indispensable que los maestros
demos ejemplo de amor por los libros, puede ser que muchos estudiantes y muchas
personas no lo vean, pero es seguro que lo sienten y tarde o temprano siguen el
ejemplo.
¿Cómo ha contribuido en su
escritura, su trayectoria como profesor de literatura y creación?
De manera
muy significativa. Cuando estoy en frente de mis estudiantes o cuando
simplemente converso con ellos extra clase, encuentro a una generación
muy talentosa, sensible, inteligente y con concepciones muy modernas de nuestra
sociedad y de la cultura. Estos jóvenes son los que, desde ya, están
renovando el modo de concebir, de vivir y de crear literatura.
¿Cuáles son los autores que más
lo han influenciado?, ¿por qué?
En cada
etapa de mi vida he tenido maestros distintos. Nunca me enfrasco en un
solo autor, siempre leo en simultánea con al menos media docena de libros.
Sin embargo, desde mis primeras lecturas, he sentido una fuerte predilección
por Homero, Kafka (siempre Kafka), Carpentier y Faulkner. Y muchos escritores
entre uno y otro periodo a los que leo extensivamente. Últimamente me he
interesado. Últimamente me he interesado por John Coetzee y Richard Ford. ¿Por
qué?, bueno, cualquiera sabe que son autores poderosos, siempre encuentro algo
nuevo en ellos.
¿Qué piensa de la narrativa
colombiana actual?
No soy un
conocedor de la literatura colombiana contemporánea. Mentiría si dijera lo
contrario. La narrativa he leído —me refiero novelas y libros de cuentos
publicados en los cuatro o cinco últimos años—, conserva ese tufo encomiástico
y monótono de los años ochenta del siglo pasado. Según parece, no hemos
reflexionado lo suficiente sobre el lenguaje ni sobre sus vasos comunicantes
con nuestra cultura. Es como si el lenguaje vivo del día a día no
existiera y tuviéramos que usar siempre un cierto lenguaje y un tono literario
ya rancios.
Parece
que los escritores de la penúltima generación aún tuvieran que pagar
alguna clase de tributo a nuestros maestros del pasado. Quizá se ha confundido
amar, respetar y aprender de los maestros con encomendarse a su tutelaje.
¿Cómo definiría su lenguaje y
estilo de escritura?
Es tarea
de los críticos.
¿Cómo fue el proceso de
elaboración de La superficie del
día?
Lento y
muy meditado. Es de esa clase de narraciones que parten de una imagen y un
concepto. La superficie del día fue pensada desde el principio
como una novela corta, no como un cuento ni como una novela extensa. Este
subgénero tiene ciertas exigencias y me encanta plantearme retos; además,
creo que no está lo suficientemente valorado en nuestro país.
Entre los
escritores de mi generación se tiene la extraña tendencia a pensar que es un
subgénero poco interesante y poco exigente, a lo mejor porque se cree, como
dijo Cortázar, que se trata de un género a caballo entre el cuento y la novela.
Es una estupidez.
¿Tiene algún ritual de escritura?
Detesto
los rituales, todos los rituales. Solo creo en sentarme a trabajar, ojalá
durante horas, ojalá todos los días, pero, por razones obvias, es imposible.
Cuando tengo un proyecto, me levanto a las tres o cuatro de mañana, escribo
hasta las nueve y, de ahí en adelante, me dedico a los deberes de la
Universidad y a editar.
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