DESVIRTUADO EL MITO: LA AGRICULTURA FAMILIAR SÍ ES VIABLE EN LA ALTILLANURA Y HASTA MÁS RENTABLE QUE LA AGROINDUSTRIA A GRAN ESCALA
Un estudio lanzado por las Universidades Javeriana, de los Llanos y OXFAM, confirmó que las
tierras en la Altillanura sí son aptas para la producción agrícola familiar y
no sólo para la agroindustria como se ha asegurado hasta ahora.
La idea que
sustenta la necesidad de aprobar el polémico proyecto de Ley 223 (ZIDRES), de
que la agricultura familiar no es viable en la Altillanura, acaba de ser
desmitificada por un estudio realizado por la Universidad Javeriana y la
Universidad de los Llanos.
Existe
la posibilidad real de implementar la agricultura familiar en un territorio
donde (sin evidencias empíricas) se ha construido el imaginario según el cual
solo la gran agroindustria es viable”, dice el informe ‘La viabilidad de la agricultura familiar en la Altillanura. Análisis
de su eficiencia económica – productiva y su dinámica ecosistémica en comunidades
de Puerto López.
Esta es una de las
principales conclusiones a la que llegaron investigadores de la Facultad de
Estudios Ambientales y Rurales de la Javeriana y de la Universidad de los
Llanos, quienes analizaron en profundidad diez familias de las parcelaciones
Las Delicias, El Rodeo, Las Leonas y los Caballeros, en Puerto López
(Meta).
Según Aida Pesquera, directora de Oxfam en Colombia, en defensa del
proyecto de ley se ha argumentado sin sustento empírico que en la Altillanura
no hay campesinos y que la agricultura familiar no es viable. Esta
investigación demuestra que en la Altillanura colombiana sí existen campesinos
y campesinas que hacen viable la agricultura familiar. Además, agregó, que la presentación de este estudio llega en un
momento crucial pues hace unas semanas se
radicó de nuevo un proyecto de Ley orientado a la
creación de Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social ZIDRES,
que parte del supuesto de que en la Altillanura la agricultura familiar no es
viable, tesis que esta investigación desvirtúa
con lujo de detalles.
Jaime Forero,
profesor investigador y director de la investigación resaltó la importancia de
estas investigaciones que aportan evidencias para diseñar políticas públicas
acordes a la realidad del campo: “Los campesinos se adaptan a la
transformación. Los casos documentados son de productores de la Altillanura,
son campesinos en el sentido más profundo de la palabra y son ellos, los que han
desarrollado su propio modelo de producción, un ecosistema y sus sistemas de mercadeo, basándose en la construcción de capital
social propio y acorde a su realidad”.
Los estudios de
caso rigurosamente documentados, permitieron demostrar que: 1) los ingresos obtenidos por la agricultura
familiar en la altillanura superan ampliamente, entre 3 y 15 veces, la alternativa de arrendamiento de tierras que
proponen los agroindustriales de la zona; 2) que la agricultura familiar en la
Altillanura es altamente eficiente y 3) que puede desarrollarse sin la tutoría
de los grandes empresarios agroindustriales y sin hacer alianzas productivas
con ellos,… lo que no significa que no sea deseable un diálogo entre unos y
otros.
Ninfa Daza, una de las productoras del
estudio, mencionó que a ellos se les dijo que esas tierras no eran productivas
y se les trataba de falsos desplazados. “En mi finca, se consiguen 73 productos
diferentes y nuestros cultivos serán nuestra garantía de tener una pensión. Son
fincas sistémicas, con diseños agroecológicos, con un modelo de vida perfecto y
una demostración de que sí son tierras productivas que nos dan una mejor
calidad de vida”.
Josué Aguirre, otro de los productores
participantes del estudio, comentó que “la Altillanura es viable para una variedad
de cultivos. Nosotros rompimos el paradigma de que los campesinos no éramos
productivos”.
En su exposición,
Alejandro Reyes concluyó que no habrá un ambiente político agrícola viable mientras se tenga a los campesinos en la
informalidad y sin una distribución equitativa de tierras: “En lugar de entregar
la Altillanura a empresarios, hay que resolver la concentración improductiva de
la tierra”.
Finalmente, Yamile
Salinas, Investigadora del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz
(INDEPAZ), recomendó que urge desmarginalizar
al campesino, ya que es él, el que cuenta con el conocimiento ancestral y las
competencias para producir en la altillanura.
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