martes, 3 de enero de 2023

  MITOS Y REALIDADES SOBRE LA DIGESTIÓN 

Muchas de las afirmaciones que se dan por sentado en cuanto a la alimentación y la digestión simplemente podrían no ser más que ideas sin fundamento. Ante la incertidumbre, Otto Calderón, médico gastroenterólogo adscrito a Colsanitas explica los mitos sobre la digestión para tener en cuenta, especialmente, en la época de las fiestas de fin de año, en la que generalmente hay excesos en comida.

Comer de pie facilita el aumento de peso. Falso. Si bien esta teoría es falsa, no es recomendable comer de pie o caminando, ya que la digestión se ve afectada, pues el flujo sanguíneo ya no está ocupado solamente en la zona abdominal procesando los alimentos como debería, sino que tiene que redistribuirse a las piernas también. Tampoco se debe comer acostado porque puede inducir el reflujo gastroesofágico y “cuando uno está en una posición donde el estómago está a una altura muy cercana a la boca, se pierde la fuerza de gravedad, que ayuda a que los alimentos se transporten”, señala el gastroenterólogo.

¿Es beneficioso hacer la siesta? Verdadero. Según explica Calderón, “además de que la actividad sanguínea se concentra en el estómago, lo que mejora la digestión, la siesta tiene una repercusión en el desempeño del resto del día”. Al tomar la siesta, se reducen los niveles de adenosina (que es un estimulante respiratorio) y sus efectos, por lo que aumentará la sensación de energía y ayuda a minimizar la somnolencia que se produce después de comer.

El estómago se agranda al comer más. Falso parcialmente.  El estómago es un órgano elástico, por esta razón, cuando entra la comida, este se distiende para hacer espacio a lo que ingrese. Sin embargo, no cambia su tamaño original por más que las personas ingieran grandes cantidades de alimentos todos los días. Lo que sí sucede, dice Calderón, “es que el estómago pierde el control de la saciedad, que está mediado por el sistema nervioso, lo que le impide saber cuándo está lleno”.

Al comer rápido la comida nutre menos, Verdadero. Cuando las personas pasan la comida por la boca sin desintegrarla lo suficiente, a través de la saliva y la masticación, es posible que se cuelen pedazos demasiado grandes o compactos, lo que dificulta el trabajo del estómago. Adicionalmente, se disminuye la exposición del bolo alimenticio con las enzimas digestivas, que colaboran en la absorción de nutrientes.

El doctor Otto Calderón afirma que: “cuando se come tranquilo, sin distracciones de ningún tipo y concentrándose en los alimentos y en la masticación pausada, la digestión se hace mejor y el estómago percibe la sensación de llenura a medida que vamos ingiriendo los alimentos, lo que evita que comamos de más”. Para el especialista, lo más recomendable sería dedicarles a las comidas por lo menos 20 o 30 minutos e intentar masticar cada bocado hasta que el alimento se encuentre lo suficientemente triturado, evitando el uso de dispositivos electrónicos.

Debemos comer tres veces al día. Falso parcialmente. Aunque no tiene nada de malo comer tres veces al día, comer 5 veces ayuda a mantener la glucosa en niveles óptimos todo el tiempo, lo que sirve de energía para el cerebro; en cuanto a los horarios, no existen mejores horas que otras para comer. Lo importante es evitar comer en abundancia muy tarde en la noche, debido a que el sistema digestivo no es tan eficiente a esa hora, trate de no saltarse alguna comida, sobre todo el desayuno, y procurar que las porciones sean moderadas de acuerdo con el peso y la edad.

El orden del menú afecta el producto. Falso parcialmente. Cuando tenemos una comida completa constituida de verdura, plato fuerte y el postre, resulta necesario privilegiar primero la ingesta de verduras porque poseen más fibra, lo que aumenta la sensación de llenura. En segundo lugar, siendo el postre un plato con alto contenido en azúcar; no se considera una parte fundamental de una dieta balanceada. De la misma manera, los jugos preparados a base de frutas naturales, que son usuales para acompañar el menú, aportan demasiadas calorías vacías, es decir, que contienen pocos o ningún nutriente. En su lugar sería mejor tomar agua, infusiones aromáticas o café, sin añadirle azúcar.

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