LA SITUACIÓN DEL FONDO NACIONAL DEL GANADO ES VERGONZOSA
Se requiere de liderazgo y
acciones de inmediato para evitar su desaparición.
La institución de mayor
importancia para la ganadería colombiana, el Fondo Nacional del Ganado, se
encuentra en serio riesgo de quiebra por cuenta de una administración que, a
través de los años y en contra de toda lógica económica, social y política, ha
realizado malas inversiones en distintas áreas de la industria ganadera y
láctea, comprometiendo los recursos públicos de los ganaderos colombianos, como
lo evidenció el informe de auditoría que contrató Juan Camilo Restrepo, en ese
momento Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural.
El Fondo Nacional del Ganado
fue creado por la ley 89 del año 1993, cuya administración se encargó a la
Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegan, desde ese momento. Este recibe sus
ingresos a través de la cuota de fomento ganadero y lechero, contribución
parafiscal que se consigna al Fondo por cada litro de leche procesado por la
industria láctea formal, o por cada animal sacrificado en plantas de beneficio.
El monto anual de ingresos es de 100.000 millones de pesos, aproximadamente.
La crisis económica que vive
el Fondo no es nueva. Desde hace años existen serios indicios de los problemas
financieros relacionados con la operación de Friogan, red encargada del proceso
y comercialización de productos cárnicos, y de la cual el Fondo es accionista
mayoritario; esta basó sus proyecciones de crecimiento en el perverso precepto
de monopolizar el mercado cárnico nacional; un principio absurdo e irrealizable
en un país donde la economía informal representa el 50% del total nacional.
Adicionalmente, el Fondo ha realizado inversiones en plantas lácteas inviables
desde el punto de vista económico.
Asoleche hace un llamado
urgente de atención al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, para que
en su calidad de Presidente del Comité Directivo, tome las riendas del Fondo
Nacional del Ganado, o de lo contrario presenciaremos la lenta desaparición de
un instrumento de política pública fundamental para la producción de leche y
carne en Colombia.
El inaplazable proceso a
liderar por la cartera de Agricultura, para salvaguardar los intereses de los
ganaderos colombianos, debe coordinarse con la reorganización que la
Supersociedades decretó para el Fondo Nacional del Ganado, y sus filiales tales
como Friogan.
La ganadería colombiana
merece instituciones serias, transparentes y confiables, que permitan dejar
atrás las oscuras épocas de las quiebras de los fondos ganaderos y sus
actividades al margen de la ley, del contrabando de ganado, de las
exportaciones ficticias, de las defectuosas y costosas vacunas, y del desfalco
tributario en términos de devoluciones del IVA. Aún queda mucha tela para
cortar en el debate ganadero.
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