martes, 15 de julio de 2014

7 REGLAS DE ORO EN LA APLICACIÓN DE NIIF



Gerardo Santos 
Los empresarios y algunos otros responsables del proceso de pasar de las antiguas normas contables a las nuevas Normas Contables Internacionales (NIIF) en las empresas colombianas, continúan preguntándose cuál es el mejor camino para adelantar este proceso y cuáles son las claves para lograr mejores resultados.

De acuerdo con Gerardo Santos, Director del Programa de Contaduría Pública y vocero del Grupo de investigación Responsabilidad, Rendición de Cuentas y Transparencia de la Universidad de La Salle, al que pertenecen los docentes Jairo Andrés Méndez Beltrán, Diego Fernando Católico y Fabio Enrique Gómez, quienes han estudiado este tema y constantemente realizan aportes al respecto, los siguientes son los 7 aspectos más importantes que debe considerar las empresas al aplicar  las normas colombianas basadas en las NIIF.


1.        Identifique con certeza la clasificación de su empresa y, por lo tanto, las normas que debe cumplir. Aunque parezca obvio, las normas expedidas por el gobierno dan lugar a precisar aquellas que cada organización está obligada a seguir; sin embargo, también se indican algunos elementos jurídicos, financieros e inclusive comerciales para que sean ellas, según sus intereses y cualidades, las que, en algunos casos, asuman de manera autónoma las reglas que mejor orienten su actividad.

2.        Diseñe adecuadamente el proceso de convergencia. No debe olvidarse que el cambio de normas implica enfrentarse a nuevas situaciones y, por lo tanto, es conveniente ir cumpliendo diferentes fases para lograr el resultado final. A la vez es útil ir midiendo y reconociendo el impacto de los cambios en toda la organización.

3.        Haga el proceso por fases. Cada fase obliga a valorar los recursos necesarios, personas involucradas, productos esperados y, como si fuera poco, el tipo de información que se espera entregar a los distintos usuarios. Una falla en el diseño de la implementación de las nuevas normas contables, no sólo conllevará que la información sea incorrecta, sino que puede poner en tela de juicio el valor que la misma tiene para la toma de decisiones futuras en la compañía.

4.        Piense en su empresa, y también piense en los demás. La información contable de cualquier compañía sirve para que sus dueños tomen decisiones sobre inversiones, capitalizaciones, créditos, manejo del flujo de caja, entre otras, pero no debe pasarse por alto que también esta misma información es la base para que otras entidades (bancos, clientes, proveedores, DIAN, entre otros) tomen decisiones, que de una u otra manera afectan su relación con la entidad que informa. Por esta razón, tanto la implementación de un proceso de convergencia hacia normas internacionales, como los resultados definitivos, deben siempre tener presente que cualquier esfuerzo cobra sentido si el usuario de la información siente que ésta es capaz de reflejar de manera fiel la realidad y las proyecciones del negocio y, especialmente, si le resulta útil y confiable en su toma de decisiones.

5.        Las políticas contables son la base de su actuar. Aunque suene poco técnico, una política es una regla de oro y como tal debe tratarse; en materia contable esta máxima no es la excepción, pues las políticas determinan el rango de acción de los procedimientos asociados al reconocimiento, medición, presentación y revelación de la información en los estados financieros, así como los resultados que se presentan a cada uno de los interesados en los datos contables.

6.        Tenga una política contable. Una buena definición de políticas contables es aquella que refleja las características de la entidad que las aplica, el modelo de negocio que sigue, y las proyecciones del mismo en el largo plazo; no se trata solo de una forma de registrar las operaciones de la compañía, se trata de una forma particular, a la vez que consecuente con el sector al que pertenece, de gestionar los recursos y hacerlos de conocimiento público.

7.        Actúe con transparencia. Cualquier proceso nuevo, y los cambios derivados de aquel, no dejan de suponer para quienes lo implementan ciertos temores, en especial porque los resultados serán de conocimiento de múltiples personas, incluso externas a la compañía. En el caso de la convergencia hacia NIIF, esta situación también resulta previsible; sin embargo, para la empresa su mayor fortaleza será la transparencia con la que afronte las nuevas condiciones. Engañarse a sí mismo y a otros, en materia de cifras y resultados financieros, afecta la confianza en la empresa y, peor aún, deteriora sus relaciones con todos los interesados en el negocio. La transparencia en los procedimientos realizados y en la información resultante es un principio invaluable, pues consolida acertados diagnósticos y mejores decisiones sobre la utilización de los distintos recursos en el futuro.


Por todo lo anterior, la puesta en marcha de NIIF (plenas o para Pymes) es una renovada oportunidad para demostrar su responsabilidad en el manejo de información contable y financiera, y un excepcional mecanismo de apertura a nuevas oportunidades en los negocios.

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