ESTUDIO DE BURSON-MARSTELLER SOBRE LA MINERÍA EN LATINOAMÉRICA INDICA LOS DESAFÍOS MÁS IMPORTANTES DEL SECTOR
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La comunicación, la inclusión de las comunidades y la
regulación del sector, son desafíos que tiene la minería en América Latina.
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Los resultados resaltan que en los países del continente
existe una tendencia favorable respecto al progreso del sector.
La
consultora Burson-Marsteller realizó, durante el primer semestre 2013, un
estudio cualitativo de Percepciones de la Minería en siete países de Latinoamérica
(Colombia, Argentina, Brasil, Chile, México, Perú y Uruguay) que reveló cuáles
son las demandas específicas que diferentes públicos interesados en el tema
tienen en relación con el sector minero en la Región. Entre los públicos se
encontraban académicos, sindicalistas, comunicadores, empresarios y
reguladores.
El
estudio se desarrolló en torno a 5 ejes de investigación: qué es la Minería
para cada sector, cuáles son sus particularidades en cada uno de los países,
cuáles eran las perspectivas que se tenían sobre su futuro y cuáles las
expectativas relacionadas con la comunicación de la actividad.
Los
resultados del estudio muestran que las demandas en la región giran en torno a
cuestiones similares como lo son: la escasa información que se le brinda a la
sociedad sobre la actividad minera, la ausencia u obsolescencia de la
regulación en los países y la integración que reclaman las comunidades
afectadas por los proyectos mineros.
Asimismo,
los resultados destacan que en todos
los países existe una tendencia favorable respecto del desarrollo del sector y,
el principal argumento para ello es que el mundo, tal como se ha desarrollado,
no puede subsistir sin la minería: desde el desenvolvimiento de las
ciencias hasta nuestra vida cotidiana, los minerales, sus derivados y sus
implementaciones cumplen roles determinantes para su existencia. Y frente a lo
que se considera un imperativo del mundo actual, para un país que tiene
posibilidades de llevar adelante esta actividad, no hacerlo implicaría renunciar
a un factor importante de desarrollo económico, con su consiguiente desarrollo
social.
En
términos generales los entrevistados coinciden en que la información en
relación con el sector es escasa y no alcanza a dotar de nuevas significaciones
a la industria minera. En este sentido, “la minería tiene un alto potencial
para su comunicación en América Latina a través
del establecimiento de diálogos con los públicos interesados, la
difusión de información consistente que convierta mensajes abstractos en evidencias
tangibles y que éstas respondan a las inquietudes de los diferentes públicos
interesados en el tema”, resaltó Ramiro Prudencio, Presidente de
Burson-Marsteller para América Latina.
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Por otra parte, el apoyo que se le
otorga a la actividad suele estar conectado con una serie de condicionamientos
que se consideran esenciales. Principalmente, se busca que promueva el
desarrollo económico y social del país en que se asienta, en términos nacionales,
pero también a escala de los espacios particulares en los cuales se instala,
cuidando las comunidades que allí se encuentran, preservando sus tradiciones
culturales y contribuyendo al desarrollo en términos de mejoramiento de su
calidad de vida.
La demanda de regulación
de la actividad minera a través del Estado aparece en la mayoría de los casos,
aunque en menor o mayor medida, según la audiencia y el país. Este
requerimiento se plantea en relación a una regulación obsoleta o directamente
inexistente. Especialmente en cuestiones relacionadas con las condiciones
laborales, gravamen de la inversión, distribución de la ganancia de las
empresas, preservación del medioambiente, entre otros.
El
estudio destaca que los representantes de sindicatos tienden a aceptar que las
condiciones de trabajo han mejorado pero que todavía falta mucho por hacer y están
de acuerdo con que las empresas suelen actuar por presiones ligadas a la
necesidad de resolver conflictos y el temor a la mala prensa, lo que deriva en
actualizaciones forzadas y discontinuas.
En
el sector social sostienen, por sobre todas las cosas, que las medidas adoptadas por las empresas suelen
tener carácter paliativo o reparador, pero que no existen estrategias a largo
plazo y que busquen verdaderamente el logro de una minería sustentable, con
patrones de seguridad laboral con riesgo mínimo y con un retorno de beneficios
a las comunidades.
Según
expresa el Gerente General de la oficina de Colombia, Miguel Ángel Herrera: “En términos generales, la comprensión, por
parte de la sociedad, de la importancia de la minería para el mundo y para cada
país, y la aceptación de que las condiciones en que ésta se desenvuelve hoy ya
no son las del pasado. Se tiende a aceptar que la minería existe y que el mundo
no puede prescindir de ella, y que, entonces el principal imperativo en la
actualidad está relacionado con la regulación y cómo los gobiernos controlan a
las empresas mineras”.
En
términos comunicacionales, hay mucho por hacer y por reconstruir. Los minerales
son necesarios para nuestra sociedad pero este discurso parece no estar tan
instalado. Es cierto que no hay fuerte oposición, pero tampoco verdadera
información y, generalmente, se maneja en supuestos. Para ello es necesario
establecer lazos de confianza entre las partes y, esto sólo puede ser viable si
se generan las instancias suficientes para proporcionar información clara de
cuáles son las necesidades de los minerales para la gente, cuáles son los
beneficios que proporcionan a las comunidades, cuáles son los riesgos que
pueden presentarse y cómo, empresas y gobiernos deben actuar sobre ellos.
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