LOS 5 RETOS QUE DEBEN ENFRENTAR LAS EMPRESAS PARA SER SOSTENIBLES EN COLOMBIA
En el país, estas organizaciones aportan alrededor del 1 % al PIB nacional y generan más de 30.000 empleos. “Las Empresas B constituyen un movimiento global que está transformando la forma de hacer negocios a través de modelos de triple impacto. Por eso, redefinir el sentido de la economía y poner sobre la mesa el bienestar de las comunidades y los impactos positivos medioambientales, debe ser el propósito del sector privado y público de cara al futuro”, expresa María Camila López, directora de sostenibilidad de Juan Valdez.
Pero ¿cuáles son
los retos a los que se deben encaminar las empresas para ser sostenibles en
Colombia? La líder de sostenibilidad de Juan Valdez expone:
- Contaminación: El mundo enfrenta una
grave crisis de contaminación relacionada con un sistema lineal de
producción enfocado en extraer recursos, consumir y descartar. Según la
Asociación Internacional de Residuos Sólidos solo el 14% de residuos
reciclables se reciclan en el mundo. Por esta razón, las organizaciones
deben considerar un sistema de economía circular en el que los materiales
sean aprovechados en varios ciclos productivos para evitar que estos
terminen en vertederos o rellenos sanitarios, contribuyendo así al aumento
de las emisiones causantes del calentamiento global.
- Cambio
climático acelerado: El planeta está enfrentando un calentamiento
global sin precedentes, que según el Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC) es consecuencia ineludible de la
actividad humana. Para poder detener el riesgo latente de pérdida de
biodiversidad, calentamiento de los océanos, entre otros, la ONU ha
definido limitar el aumento de la temperatura de la tierra a 1,5 ºC. Si
las compañías no actúan de manera contundente, será imposible frenar esta
tendencia, cuyas consecuencias afectan la viabilidad de los recursos
naturales y con ello, la de los negocios.
- Trazabilidad
de las cadenas de abastecimiento: La mayoría de los impactos
ambientales y sociales de una corporación suceden en su cadena de
abastecimiento. La historia ha comprobado que, como empresas, ya no basta
con desarrollar prácticas sostenibles en la operación, también hay que
extenderlas a lo largo de toda la cadena de valor o de lo contrario pueden
materializarse riesgos relevantes de tipo ambiental como: contaminación o
mal uso de recursos naturales; sociales: malas prácticas de contratación y
trabajo infantil; y de gobernanza: corrupción y soborno.
- Globalización
como riesgo u oportunidad: En un mundo interconectado y globalizado, los
desafíos sociales y ambientales generalmente son compartidos bien sea
porque son transversales a todos los territorios o porque el consumo de
los mercados más desarrollados pone presión sobre las realidades de los
países productores. Según la OECD, el 70% del comercio internacional
involucra cadenas de valor globales, donde las materias primas, los
servicios y productos viajan numerosas veces de un país a otro hasta
llegar a consumidores de todo el mundo. Por esta razón, se ha dado un
incremento en términos de regulación a nivel regional y global para
garantizar mínimos en materia de reducción de la contaminación, control de
la deforestación, derechos humanos, entre otros. En ese sentido, el mayor
reto está en dar cumplimiento a la reglamentación emergente y en asegurar
que los negocios sean competitivos.
- Desafíos
sociales: Es
necesario que las empresas concentren su atención en las problemáticas que
enfrentan sus grupos de interés, ya que estos son actor clave en toda la
cadena de valor, puesto que están estrechamente vinculados con la
capacidad que tiene cualquier negocio de conseguir sus objetivos. De acuerdo a esto, se deben desarrollar
estrategias que fomenten aspectos como: la inclusión, la equidad de
género, la reducción de las desigualdades y la lucha contra la pobreza.
Según ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Colombia presenta una de las tasas más elevadas de pobreza interna en comparación con otros países de la región. Esta situación impacta de manera significativa a las mujeres. Para el año 2022, el 29,8 % de los hogares encabezados por mujeres se encontraba en situación de pobreza multidimensional. Esta circunstancia está vinculada, en parte, al hecho de que una de cada 12 mujeres rurales entre los 6 y 21 años no estudia debido a sus responsabilidades en el hogar, que incluyen el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. En las áreas rurales, el 80 % del tiempo dedicado a estas labores es aportado por mujeres, y una de cada dos mujeres rurales tiene menos de 30 años.
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