LAS HABILIDADES ¿NEGOCIABLES EN EL MERCADO LABORAL?
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Axel Dono - CEO Hays |
2017 será sin duda alguna un año
marcado por el cambio, en donde todos tendremos que ajustarnos y prepararnos
para afrontar los nuevos retos. La reforma tributaria, la inestabilidad del
precio del dólar y las crisis económicas en los mercados nacionales e internacionales,
son tan solo algunas de las coyunturas que estaremos viviendo en este nuevo
año. Es por eso que ahora más que nunca es indispensable tener reclutamientos
exitosos que encajen las necesidades de una compañía con las habilidades del
candidato.
En medio de esta coyuntura, la clave
para que un proceso de selección sea exitoso está en entender cuáles son las
habilidades requeridas por la empresa, identificar por qué se necesitan y saber
cuáles de ellas son innegociables y cuáles podrían ser desarrolladas por el
candidato en el día a día. Si bien es cierto que las empresas y empleadores ya
tienen unos parámetros de selección establecidos para sus contrataciones, entre
las cuales están definidas las habilidades que la posición requiere, ante la necesidad
de acertar es necesario que las compañías profundicen mucho más y analicen las
características de su cultura organizacional, su situación actual en el mercado
laboral, sus proyecciones a futuro y la industria en la que se encuentran, para
de este modo encontrar el candidato ideal.
Pero, ¿cómo se define un candidato
ideal? Es pertinente aclarar que no existen candidatos perfectos que cumplan
con la totalidad de las necesidades y expectativas de las compañías, es aquí
donde surge la importancia de la auto reflexión que deben hacer tanto las
empresas como los candidatos para poder identificar si efectivamente se va a
lograr ese matrimonio armonioso entre ambas partes.
Al realizar este proceso de auto
reconocimiento las empresas logran establecer cuáles son las habilidades que
consideran imprescindibles, aquellas que el candidato debe tener para cumplir
con las funciones de su cargo, estas son básicas e innegociables y se denominan
como ‘las habilidades duras’. Un
ejemplo de esto puede ser el manejo de
un determinado software de gestión, el conocimiento de un proceso específico o
la competencia de un segundo idioma.
Por otra parte, también existen las
cualidades que las empresas necesitan y valoran y aunque el candidato no las
tenga, se pueden llegar a desarrollar a través de la experiencia. La mayoría de
estas características corresponde a la evolución y desarrollo de aptitudes
naturales con las que cuentan los candidatos y eventualmente llegan a
convertirse en valores esenciales para la empresa. Es la función del empleador
poder definir y determinar cuáles son habilidades esenciales y cuáles se pueden
cultivar con el tiempo.
Tanto los empleadores como los
potenciales empleados, deben entender que todos los procesos de selección
suponen un riesgo para ambas partes y desafortunadamente hoy en día no nos
podemos dar el lujo de llevar a cabo procesos de selección equívocos que
perjudiquen los negocios y el bienestar tanto de las compañías como de los
colaboradores. Este tipo de riesgos se pueden mitigar si desde una fase inicial
las empresas buscan candidatos cuyas habilidades se adecúen a sus necesidades
reales y cuyo potencial se convierta en nuevas habilidades que generen valor
para ambos.
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